martes, 14 de octubre de 2014

Malvinas Argentinas, la resistencia



Habían pasado las cuatro de la tarde cuando tomé la circunvalación en Córdoba Capital, y enfilé por ruta 19 rumbo a Malvinas Argentinas. El cansancio de un largo viaje aquejaba un poco, pero el destino estaba fijo y no se iba a modificar. En Malvinas cambié hacia la ruta 88, atravesando el pueblo, y avancé para Montecristo. Iba a paso lento por un camino angosto, buscando no pasarme, cuando de repente aparecieron los carteles anunciando la llegada: "Acampe por la vida".

Frené del lado de enfrente, levante la vista y ahí, ante mi, había unas carpas hechas de, lo que me pareció, era barro, botellas y todo tipo de productos reciclados. Más atrás, el esqueleto del Leviatán. Separados por un alambre estaba el predio, la propiedad privada, y el acampe, comunitario. Tras el alambre un guardia de seguridad, parado en posición de descanso, contaba las horas. Acomodé el auto, bajé y me acerqué. Había un grupo de personas llevando adelante la resistencia al pie de la planta, con el apoyo de otros trabajan por la misma causa desde otros lugares. Fui hasta la entrada, les comenté que había ido desde La Plata y que me interesaba conocer la lucha que estaban llevando. "Bienvenido y adelante".

La lucha contra el gigante     

Una vez dentro del acampe, y luego de saludar a todos los que estaban ahí, observé el lugar mientras un colombiano -no recuerdo el nombre ahora- me comentaba un poco como es la movida; como es el funcionamiento del grupo, los principios por los que se rigen, las actividades que llevan adelante, y más. Hace menos de un mes, el acampe cumplió un año y se realizó un festival. La vida parece dura. Les acercan el agua para beber, y fomentan el autocultivo -tal vez este sea el quid de la cuestión; elegir entre el autocultuvo o los agronegocios-. 

Resulta evidente que la lucha no solo es por frenar la llegada de Goliat (la construcción de la planta de Monsanto); sino por frenar el avance de todo un modelo de agricultura que destruye los recursos naturales, el medioambiente, la salud de la población; y que solo genera riqueza para las grandes multinacionales. Hay quienes sostienen que los usos de los agroquímicos no produce daño en la salud de las personas; sin embargo las "Madres de Ituzaingó" son la prueba viviente de esa falacia.

¿Quienes son las madres de Ituzaingó? Yo desconocía su existencia hasta que me puse a profundizar un poco sobre el acampe. Claro, es difícil no ignorar sobre los temas que omiten los medios de comunicación. Esto no es algo que, por lo menos hasta ahora, le genere interés a los Lanata y a los Victor Hugo; será para pensar porque. Para contar quienes son las "Madre de Ituzaingó" voy a transcribir el fragmento de una nota de Pablo Bassi, para la Revista Caras y Caretas, que ellas transcribieron en su blog:

"Las madres del Barrio Ituzaingó, símbolo de la lucha de los pueblos del interior afectados por el uso de plaguicidas, se organizaron para denunciar hijos con leucemia, malformaciones, recién nacidos sin maxilar ni diafragma o con manitos de seis dedos. Adolescentes muertos por anemia hemolítica y un registro de 300 casos de cáncer. El 100% de los análisis sanguíneos en niños obtuvieron como resultado la presencia de agroquímicos.". 

Mientras el monstruo hace lobby con la clase política y los medios de mayor incidencia en la población (no utilizó la expresión "medios hegemónicos" que ya la desgastó el Gobierno Nacional en su lucha contra el Grupo Clarín por el control de la información;para evitar que por ello se interprete alguna especie de posición ideológica con el FPV), quienes integran esta organización realizan militancia de base en Malvinas Argentinas, que va desde repartir panfletos, hablar con los vecinos, convocar a eventos y asambleas, hasta la instalación de huertas para fomentar el autocultivo. Pregonan con el ejemplo.



El rol del estado.

Desde un punto de vista teórico podríamos entender que el estado -dicho esto con mis palabras puesto que no estoy escribiendo un manual de derecho político- vendría a ser una especie de asociación de los individuos, un ente que representa a la sociedad en general, y que dicha asociación busca proteger los intereses de la comunidad toda. Pero entre la teoría y la practica se encuentra la realidad en el medio. Resulta curioso que en los hechos pasa absolutamente lo opuesto. En general el estado termina siendo un instrumento de dominación, de imposición. 

Pequeños grupos con mucho poder buscan imponerse, y lo hacen a través del estado. Los 90 son el ejemplo por antonomasia, donde el estado intervino abiertamente en la economía para favorecer los intereses de empresas y grupos económicos extranjeros. Hoy en día la lógica sigue siendo la misma. Así como la YPF fue privatizada en los años de pizza con champagne para que los españoles se hicieran la América, hoy el estado interviene para que Monsanto haga sus negocios, o -por ir a otro rubro- para que la Barrick Gold haga el suyo, o el caso particular de Das Neves, que renovó la concesión de Cerro Dragón 10 años antes del vencimiento de las concesiones ya otorgadas. Digo esos por citar ejemplos que vengan rápido a la mente. 

Una de las personas que estaban en el acampe, Diego creo que se llamaba, me contó sobre como se criminaliza la protesta social, que ellos fueron reprimidos por la policía y que los tienen identificados. Han llegado al punto que, cuando me puse a sacar fotos, me pidió sacar al lugar pero no a las personas que están ahí.

Un fenómeno curioso se manifiesta en este caso: Daniel Omar Arzani, es el Intendente de Malvinas Argentinas y es radical; José Manuel De La Sota, es un gobernador peronista; y Cristina Fernandez, Presidente (o Presidenta) de la Nación, encabeza el FPV. Tres sectores políticos diferentes, con una misma postura: Que Monsanto se instale. Después se llenan páginas de diarios y revistas, y horas de radio y televisión, hablando de un país dividido. 



En nombre del progreso.

Lo cierto es que con los espejitos de colores del "progreso", con los caramelos de "generar trabajo", el estado interviene en favor de Monsanto, modificando la ley de semillas (nación), la ley de medio ambiente (privincia), criminalizando las protestas, valiéndose de los medios de comunicación más influyentes.

En nombre del progreso se han cometido los peores crímenes. Y es curioso que, por ejemplo, en nombre del progreso se privatizaron todas las empresas públicas en la década del 90, en nombre del progreso el gobernador de La rioja hizo un fuerte lobby para que las mineras pudiera llevar adelante la megaminería a cielo abierto en Famatina. Siempre es en nombre del progreso, siempre es porque genera trabajo. 

La pelea es desigual. Durante mi breve paso por el acampe me lleve muchos folletos que han ido repartiendo a lo largo del tiempo de lucha. Uno, por ejemplo, es una respuesta a una nota publicada por "La Voz del Interior", diario cordobés de más llegada ¿Se puede equiparar el alcance que tiene la nota del diario con los panfletos que repartieron como respuesta? Es una pelea de David y Goliat. 


Reflexión

Subsistiendo a base de la autogestión, entre la ruta y el alambre, se mantienen firmes al pie de la planta. La construcción está frenada. Es una victoria temporal. Yo, con los panfletos en mano, luego de recorrer el lugar y tomar algunas fotos, pensaba en como la gente se junta (se asocia) para defender sus derechos frente, incluso, a ese ente que vendría a ser una una representación de la sociedad -el estado-; los representados se juntan para defenderse de sus representantes, el pueblo se une para defenderse de algo que se supone que representa a la unión del pueblo. Ojalá algún día esta diferencia entre la función real del estado y la razón de ser teórica deje de existir. Que el ser y el deber ser sean una misma cosa. Con esa idea en la mente, saludé, me subí al auto y me perdí en la ruta. 

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