lunes, 12 de enero de 2015

La escuelita, el origen del terror

Monumento al frente de la escuela.
El colegio Diego de Rojas se fundó en 1952; su nombre evoca al capitán y adelantado español que fue el primero en llegar al llano cruzando los valles calchaquíes, en los albores del descubrimiento continental. Donde comienza -o termina- la ruta provincial 324, a tres o cuatro cuadras de la plaza "céntrica" de la ciudad de Famaillá, se encuentra el edificio donde el colegio funcionó entre 1977 y 2012; parcialmente aún funciona. Perdido en el paisaje de la ciudad, la gente transita a su alrededor, como si ignorara la historia que tiene detrás. Ahí fue donde el horror comenzó, en "la escuelita", el primer centro clandestino de detención.

Desde afuera, el lugar transmite cierto abandono. Prácticamente vacío, cuando me acerqué al alambrado perimetral, solo se veía a una persona quemando hojas secas. Es cierto; flaco favor hace la altura del año. Un monumento que se ubica de cara a la ruta, marca el horror del pasado que oculta en su interior. 

Pasillo que da al patio central.
- ¿Se puede pasar? - Le pregunté al hombre
- Si si, por supuesto - me contestó el señor.- El director viene a las 6.- Todavía no eran las cinco pero igual entré.
En su interior, una señora baldeaba el piso. Solo tuve que cruzar un pasillo para llegar al patio central. El hombre me explicó que a la derecha estaba el "edificio viejo" donde "dicen (sic) que en la época de la subversión torturaban a la gente". Era en los últimos dos salones que se realizaban esas prácticas. Luego me señaló las otras dos edificaciones que hay; que son "la parte nueva". Cuando Acdel Vilas en 1975 decidió instalar el centro de detención en ese lugar, el colegio no estaba aún terminado. La parte nueva es lo que -aún en años de dictadura- se construyó con posterioridad; más precisamente a principio de los ochenta.

Vilas en "La escuelita". Foto sacada de "infoanpress.com".*
"(...)Hubo que olvidar por un instante –que se prolongó diez meses- las enseñanzas del Código Militar y las leyes de la guerra. Si por respeto a las normas nos hubiésemos abstenido de emplear métodos no convencionales, la tarea… se habría tornado imposible de llevar adelante … " Acdel Vilas, en su "Diario de Campaña."
Los salones estaban cerrados, un candado impedía el paso pero entre las puertas aún se podía ver el interior. Chiquitos, de espacio reducido, iluminados por una ventana, y con los bancos desordenados; los pizarrones aún escritos enseñaban que todavía se dictan clases ahí.
-Todavía funciona el nocturno - me explica la señora que baldea.- El primario y secundario lo trasladaron hace dos años, y todavía queda el nocturno. Ahora no hay nadie, pero durante el año siempre vienen las victimas y muchos familiares. Ahora en febrero estan organizando algo**.
Salones en los que se llevaban a cabo las torturas.
Se dice que entre 1500 y 2000 personas fueron secuestradas y torturadas en "La escuelita", pero ese horror no solo trasciende por la cifra -que no es lo determinante en la caracterización de los hechos- sino que fue el punto de inicio del terrorismo de estado. Marcó un punto de inflexión en la forma de represión de lo que en el ejercito llamaban "la subversión" (palabra tremendamente arraigada en el vocabulario de los tucumanos, según expresa Daniel Gutman en su libro "Sangre en el monte. La increible aventura del ERP en los cerros tucumanos" y que yo mismo pude corroborar personalmente).

En ese sentido, en la megacausa judicial "Operativo Independencia", en que se están imputados un sinnúmero de represores, el juez expresó que "(...)Así como hasta el 9 de febrero de 1975 los delincuentes subversivos eran capturados y llevados ante la justicia federal o puestos a disposición del PEN, a partir de dicha fecha se desarrollaron “técnicas de aniquilamiento” justificadas en una supuesta movilidad de las bandas subversivas y la consideración de que ya se habían infiltrado en el Estado, los gremios, la Iglesia, los partidos políticos, en el Ejército mismo y las universidades."

Salón en que se llevaron a cabo torturas en 1975.
Una vez que Acdel Vilas entregó el poder a Bussi, el centro de "Reunión de detenidos" -como decía eufemísticamente dicho militar- se trasladó, "La escuelita" pasó a ser el colegio Diego de Rojas y en los mismos salones donde hubo gente secuetrada, torturada y aniquilada, los nenes iban a dar clase; ahí donde se derramó sangre y se inicio la maquinaria del horror, concurrieron nenes y maestras como si nada hubiera pasado.

Télam da cuenta de un caso paradigmático. En una nota sobre este CCD, menciona el caso de un nene de ocho años llamado Axel Díaz, que en ese establecimiento al que él concurría, habían desaparecido a su abuelo y a su tío.*** 
Vista de "La escuelita" desde la ruta.
Finalmente me retiré del lugar. El hombre siguió con su tarea de quemar hojas, y la mujer con la suya de baldear los pisos. Había una sensación de soledad en el aire. Al día siguiente pasé en un horario posterior por ahí y, delante del monumento que hace mención del pasado como Centro Clandestino de Detención, se había instalado un puesto de venta de choripanes. A la hora en que la gente de Famaillá comenzaba con sus actividades de tarde -cuando amaina el calor- ni eso estaba visible. 

*El circulo rojo está en la imagen original tomada del portal y la persona marcada es el periodista Joaquín Morales Solá. 
**Nota: el 9 de febrero se cumplen 40 años del inicio del Operativo Independencia

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